martes, 4 de octubre de 2011

El Betis, por los béticos


Sentimiento, fidelidad, amor a unos colores, herencia familiar, algo más que un club son conceptos que con mucha asiduidad están asociados a la pertenencia a un determinado equipo de fútbol. En el Real Betis Balompié, sin lugar a dudas, se va un paso más, y ser del conjunto verdiblanco se convierte en una religión, cuya catedral es el Benito Villamarín y cuya misa se celebra cada dos semanas cuando el equipo juega sus partidos en Sevilla. El ritual del encuentro, con la llegada al estadio, ver al equipo bajar del autobús, saludar a tu compañero de asiento, cantar, dejarse las gargantas desde las gradas forma parte de la ceremonia de esa misa que cambia la bancada de una iglesia por lo asientos verdes y blancos del coliseo de La Palmera.



El Betis es más que un sentimiento. Quien tiene la suerte de formar parte de esta familia sabe que no hay palabras suficiente para explicar qué se siente siendo bético. Que todo lo que se intente decir no es más que un mero acercamiento de lo que realmente se quiere llegar a decir. Cuando uno pregunta qué es el Betis a un bético, lo primero que este responde es "puff, eso es muy complicado de explicar". Ser del conjunto de las trece barras verdiblancas es mucho más que ser de un equipo de fútbol. Ser del "glorioso" es una suerte que muy pocos elegidos disfrutan esta vida y que con el paso de los tiempos se va legando a las generaciones futuras para que este sentimiento nunca muere y siempre se mantenga vivo.

Para poder explicar qué es el Betis, SENTIMIENTO VERDIBLANCO ha contactado con cinco béticos anónimos, grandes aficionados del club de sus amores que han querido compartir qué es para ellos. Cinco béticos que en pocas palabras explicarán cómo se vive y cómo se siente el Betis.

Miguel Arco

"El Betis es una invitación al sueño". Así resume Miguel lo que para él es el Real Betis Balompié. Este sevillano cruza media Sevilla para acompañar a su equipo. Desde el lejano Polígono Norte, coge hasta dos autobuses urbanos para llegar a la zona de la avenida de la Palmera y así poder entrar al Benito Villamarín. Casi una hora larga de trayecto aguarda a Miguel hasta la llegada a su estadio, a ese que lleva acudiendo desde que era pequeño. 

Para Miguel, "el Betis es algo con lo que nací y con lo que irremediablemente voy a vivir y morir. A pensar del continuo sufrimiento jamás pensé en romper con ello. Es un estilo de vida, el sentimiento romántico por excelencia, entendido como vida al límite." Además, asegura que los béticos como él "encontramos en la desazón perpetua el placer de la divagación que nos lleva a soñar con la victoria. El Betis es la invitación al sueño."


Mariano Mejías

"Mi tío me enseñó con cuatro años qué era el Betis". Mariano Mejías es un chaval de Sevilla muy joven pero que ya ha cubierto bastante el curriculum con multitud de obras de teatro, porque a Mariano otra cosa no, pero con la interpretación es con lo que más disfruta en el mundo entero. Habitante del barrio de Los Remedios, a poco más de 10 minutos del estadio del Betis, su afición por el conjunto verdiblanco viene por herencia familiar: "Para mi ser del Betis es una herencia: con cuatro años mi tío me explicó por qué debía ser bético y no de cualquier equipo. No recuerdo con exactitud qué me contó aquella mañana de verano; pero hace que el equipo del Villamarín tenga una carga emocional bastante grande, algo que me recuerda a esa persona que me falta y que me contó por qué era mejor estar en este bando y respetar al contrario".

Lo más curioso de todo es que Mariano cuente que no es para nada futbolero, nunca es de seguir la Liga y nunca ha pisado un campo de fútbol pero que es del Betis "porque tiene la misma carga emocional que hace que sienta mía una hermandad de Semana Santa o un pueblo en el que no he nacido: me une a mis raíces y a mi familia".


Alejandro Martín


"El Betis es una forma de vida". Alejandro es estudiante de tercero de Biología y natural de Morón de la Frontera en la provincia de Sevilla y lleva el beticismo por su sangre desde el mismo día en que nació : "Soy del Betis porque nací bético y lo seguiré siendo porque es un orgullo pertenecer a esta gran familia".

Alejandro cuenta que "nadie elige ser del Betis por las alegrías o por su palmarés de títulos. Sino que es un sentimiento familiar que te inculcan desde pequeño. Para mi representa a todas las personas que me hicieron bético: desde mi abuelo que cuando era pequeño me inculcó esto hasta algún sevillista que me haya dicho cualquier cosa y yo haya defendido a mi equipo.Todo eso me hace ser aún más de este equipo." "El Betis es más que un sentimiento, es una forma de vida. Cuando ves el escudo pro primera vez, toda tu vida se convierte en verde: quieres la camiseta, un telefono verde, tu cuarto verde. Ser del Betis es como un matrimonio al que te unes hasta que la muerte nos separe", concluye Alejandro.

Mari Carmen Pérez

"Pensar en el Betis es pensar en mi madre, mi padre y mi abuelo". Mari Carmen es de Triana, y lleva a su Betis en el corazón, como lo llevaba su abuelo que fue quien le inculcó el beticismo desde que era pequeñita. "No soy una aficionada del equipo, soy una amante. El Betis es un sentimiento que germinaron mis padres, los mismos que junto a mi abuelo lo cultivaron para que mi corazón lo engrandeciera y mi alma a lo hiciera eterno."

Carmela, socia del Betis, va aún más adelante y asegura que el conjunto verdiblanco "es una necesidad. Tal vez una adicción. No es lo mismo un fin de semana sin sus colores. Me gusta dejarme la voz y las manos en el Benito Villmarín animando y animando. Me gusta decir sus nombre cuando me preguntan de qué equipo soy. Y me gusta lucir sus colores cuando salgo fuera de mi ciudad o cuando las cosas no están bien. Fui criada en el manquepierda."

Triana donde vive y el Betis como sentimiento, ¿se puede pedir algo más en este mundo? Para quien no lo sepa, las raíces entre este barrio y el club de la Palmera son más profundas de lo que parece. El filial del Betis se creó en el año 1963. Lo hizo Benito Villamarín y su nombre original fue el de Triana Balompié.

Para concluir, Carmen sentencia que "solo sé que el Betis puede hacerme reir y llorar e incluso sacar de mi la fiera adormecida que llevo dentro cuando veo que se le hace daño. ¿Qué es el Betis? Si a mi familia la amo porque me lo han dado todo, al Betis lo amo por ser legado de mi familia. El Betis es parte de mi vida y el más puro de mis amores."

José Luis Sosa


Para concluir, un bético amante del baloncesto. Entrenador en el Club Natación Sevilla del equipo cadete, sus dos pasiones son seguir a su equipo e ir cada día a las pistas de su club a entrenar a  chavales de 15 o 16 años y formarlos para que sean el nuevo Navarro. Selu, como le dicen sus amigos, duda a la hora de responder qué es el Betis para él, pero afirma que "muy probablemente haya sido el inicio de todo. Ilusión ante todo, además de fidelidad. De no tener esto último, no se explica que los béticos hayan tenido que aguantar tantas bromas fuera del ámbito bético y tanto esperpento dentro del beticismo."

Este sevillano, iniciado recientemente como aficionado en el mundo del carnaval de Cádiz, no puedo tener mejor regalo por su comunión que el abono de gol Norte regalado por su padre, ¡¡¡¡sevillista confeso!!!!, que tuvo que aguantarse cuando su hijo se hizo bético: "Es bastante curiosa la historia. Mi padre es sevillista y mi familia es afín al club de Nervión. Sin embargo, por motivos de trabajo, pasé muchas horas de mi infancia con mis vecinos béticos. Mi padre aguantó, y por mi comunión me regalaron el carnet del Betis en Gol Norte."

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